¿Qué es un flashpacker?

En los últimos años ha disminuido el número de mochileros a pesar de haber más viajeros en el camino. Este proceso de extinción se debe a términos modernos como flashpacker o nómada digital.

Estas nuevas tendencias se han asentado dentro de la comunidad viajera, y han sido recibidas con gran satisfacción por la industria hostelera.

Los flashpackers son viajeros que conservan los valores de los mochileros: aman la aventura, viajan de forma independiente y valoran el intercambio cultural. Sin embargo, a diferencia de los mochileros, pueden permitirse gastar más dinero en equipamiento, comodidades y experiencias.

En esta tabla exponemos a grandes rasgos las mayores diferencias entre un mochilero y un flashpacker.

Hay muchas peculiaridades que distinguen al flashpacker del mochilero, y a través de sus comportamientos crearemos un retrato que te ayudará a distinguirlos cuando estés viajando.

1. No sacrifican experiencias

El viajero experimentado sabe que vivir experiencias inolvidables cuesta dinero. Puede que comer comida callejera en Tailandia cueste un euro y medio, pero si quieres hacer submarinismo en Ko Phi Phi pagarás 200 dólares por dos inmersiones.

El mochilero tiene que elegir las actividades más convenientes sin que su presupuesto se hunda en las profundidades. Esto siempre genera decepciones y promesas de que algún día volverán con más dinero.

En cambio, los flashpackers no se asocian a un gasto tan controlado, y su presupuesto mantiene una “flotabilidad positiva” que les permite viajar sin sacrificar experiencias.

La industria turística conoce la disponibilidad de los flashpackers a pagar por actividades que merezcan la pena. En muchas ocasiones, esto ha producido una subida de precios que los mochileros no se pueden permitir sin acortar semanas de viaje.

2. La edad media es superior a la del mochilero

Hay flashpackers de todas las edades porque a nadie le gustan las privaciones, ni te dan un pin honorífico por ser mochilero.

Por ejemplo, hay muchos jóvenes de los países nórdicos que tienen un mayor poder adquisitivo. Inevitablemente su transición de mochilero a flashpacker ocurre sin remordimientos en los primeros días de viaje.

Lo normal es que los flashpackers ronden una edad por encima de los treinta.

Los mochileros de principio de siglo, son los flashpackers del presente. Hubo un tiempo que fueron mochileros y colgarse la mochila les hace sentirse jóvenes otra vez. Son viajeros con más estabilidad económica y es difícil enclaustrarles en un “todo incluido” o en un parque acuático de Torrevieja.

3. No cuentan hasta el último céntimo

El mayor dolor de cabeza de los mochileros es mantenerse dentro del presupuesto mensual. Incluso, siempre hay una vocecita que nos recuerda que si reducimos el gasto podremos viajar más tiempo.

El flashpacker no intenta viajar más sino mejor, permitiéndoles disfrutar de su tiempo sin sacrificios. Su mayor presupuesto les permite mantener una actitud más relajada ante los costes inesperados del viaje.

Por supuesto, los flashpackers también están vinculados a un presupuesto, pero sin duda este les permite no tener que regatear por pastillas de jabón ni apuntar los recibos diarios en una aplicación para optimizar los gastos.

Antes de lanzarse a la aventura, como mochilero o flashpacker, es muy importante establecer un gasto realista que nos permita disfrutar de nuestro destino sin tener que pasar horas vegetando en el albergue.

4. Viajan durante menos tiempo

Hoy en día, tomarse un año sabático es algo muy común entre los jóvenes, por lo que patean una región a conciencia, hasta que encuentran un lugar para echar raíces, o circunnavegan de un continente a otro según sus gustos o intereses.

Los viajes más cortos suelen ser de unos tres meses, lo que permite viajar a través de regiones como Sudamérica, Sudeste de Asia o Centro América con cierta holgura.

Un flashpacker puede que no disponga de tanto tiempo debido a las responsabilidades, pero juntando todas las vacaciones intentará escaparse hasta un mes y medio. Esto es suficiente para exprimir un par de países y tomar un zumo de naranja en todos los lugares de interés.

Un mes y medio es un periodo de tiempo perfecto para sacudir las ganas de viajar, gastarse los ahorros del año con estilo, olvidarse de la rutina diaria y disfrutar de la dinámica del mochilero.

5. Los flashpackers evitan los dormitorios

Compartir habitacion o baño con extraños es algo que los flashpackers no consideran como una oportunidad para conocer a otros viajeros. El poder descansar sin interrupciones, fiestas o alarmas de desconocidos tiene un precio, y los flashpacker están dispuestos a pagarlo. También aprecian detalles como tener toallas dobladas en forma de cisne, jabón o papel higiénico gratis.

Al igual que los mochileros, los flashpackers son muy sociables, puede que reserven habitaciones individuales, pero saben elegir albergues con gran atmósfera social donde poder conocer compañeros de andanzas.

A la hora de reservar acomodación, los flashpackers no se regirán tan solo por el precio sino por la privacidad, conveniencia, comodidad y atmósfera social.

6. Sus comidas son más fotogénicas

La demanda crea la oferta y en casi todos los destinos han emergido cafés modernos donde las tostadas de guacamole, ensaladas veganas orgánicas, y batidos de frutas tropicales dan colorido a las cartas. Y si pides un café te lo espolvorean con un corazón de chocolate, o le pintan tu foto con una impresora 3d.

Estos ambientes relajados, modernos, con internet mega rápido y aire acondicionado no están al alcance de todos los viajeros. Lo cierto es que cobren lo que cobren siempre parecen tener clientela, ya sean nómadas digitales, flashpackers, influencers o algún mochilero perdido.

Todo buen mochilero con presupuesto limitado elegirá los restaurantes locales con mantel de plástico, ventilador ruidoso y cubiertos de distintos tamaños. Y puede que de vez en cuando se dé un lujo y tenga acceso a estos restaurantes o cafés donde los flashpackers fotografían sus comidas para Instagram.  

7. Prefieren el avión al autobús

Esta es una de las grandes diferencias entre un mochilero y un flashpacker. Hoy en día las aerolíneas de bajo coste son una gran alternativa para evitar esos viajes de 20 horas en todo terreno. Estos atajos permiten al flashpacker llegar a más lugares sin sufrir las penurias del camino.

Por supuesto esto es una gran ventaja, pero si no lo escanciamos con cuidado puede llegar a diluir la aventura.

La forma de viajar tiene un gran impacto en nuestra forma de interactuar con otras culturas y sentir las vibraciones de la gente. Yo nunca cambiaria un viaje en tren por India por un billete de avión de Nueva Delhi a Bombay.

8. Viajan cargados de electrónica

En la sección de electrónica también podemos ver algunos «juguetes» más comunes entre los flashpackers que entre los mochileros. Y es que las mochilas modernas de alta gama están preparadas para empacar portátiles ultraligeros, cámaras compactas y drones plegables.

Este tipo de equipo es también muy utilizado por nómadas digitales, vlogueros o creadores de contenido.

El reloj mochilero por excelencia es el casio de plástico de 5 dólares, pero los flashpacker puede que sigan utilizando el Garmin o Apple watch que utilizan en su dia a dia.

9. Utilizan equipo más costoso

La ropa técnica de viaje esta por las nubes y una mochila decente puede costar hasta 250 euros. La inversión antes de un viaje puede asustar a más de un intrépido mochilero.

Los flashpackers pueden permitirse esta inversión inicial con menos suspiros. Si bien este gasto extra no se tiene que reflejar en estilismos, sí que se traducen en comodidad y versatilidad. Las cinchas de la mochila son más llevaderas, las botas no calan a la mínima, la toalla se seca antes o la suela de las sandalias es antideslizante.

En algunas ocasiones vemos viajeros que están fuera de lugar. Sus ropas valen más que un billete de avión y pretenden atravesar junglas llenas de sanguijuelas con vestidos de seda blanca. No les confundamos con flashpackers sino con viajeros novatos con mucho que aprender y un vestido para tirar.

Si estás preparando tu próximo viaje échale un vistazo a este artículo con consejos para elegir tu equipaje y equipamiento.

10. Viajan a destinos más exclusivos

En casi todos los destinos mochileros podemos mejorar nuestra estancia a fuerza de billetera. En Bangkok puedes gastarte entre 10 euros y 500 euros por una noche de hotel. Estos rangos tan generosos generan una mezcla abigarrada de mochileros, flashpackers, nómadas digitales y turistas que convive en armonía. Tailandia es un gran ejemplo.

Sin embargo, hay destinos donde el gasto mínimo puede que salte por los aires el presupuesto de mochilero común. Países como Japón, Estados Unidos o países nórdicos por mencionar algunos, no tienen gran oferta para los “estratos” inferiores, y en estas rutas veremos más flashpackers que mochileros.

La esencia del flashpacker, al que estamos acostumbrados, pueden verse distorsionada en estos países que demandan otro tipo de vestuario, comportamiento y dinámica de viaje. Por ejemplo, es habitual alquilar coches para tener más independencia o alojarse en Airbnb donde la interacción con otros viajeros es mínima.

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