Te imaginas comprar billetes de avión el lunes por la noche, para partir el jueves desde Manchester hacia una aventura épica que te llevará a 7 continentes en 7 días, acabando en la Antártica.
Este era el plan de Simon Wilson cuando se colgó una mochila de 13 kilos a la espalda con equipo fotográfico, varias mudas y lo puesto.
Pero ¿quién es Simon Wilson?
Uno de los personajes más fascinantes que he encontrado en YouTube es Simon Wilson, un tipo de gales, forofo del Liverpool y amante de los retos difíciles. Yo soy uno de su cifra casi millonaria de suscriptores desde que en 2019 visitó 7 maravillas del mundo en 7 días. Un reto que puedes encontrar en YouTube y que no tiene desperdicio.
En esta ocasión, Simon nos plantea un nuevo reto que fascinaría al propio magallanes e inspiraría al mismísimo Julio Verne: visitar los 7 continentes en 7 días. Un viaje que te convierte en circunnavegador y que te identifica como viajero, explorador o chiflado con dinero (porque el reto no es barato).
¿Es posible visitar los 7 continentes en 7 días?
Viajar 7 continentes en 7 días no solo es posible, sino que la emiratí Khawla AlRomaithi ostenta el récord Guinness desde el 13 de febrero del 2020, cuando llegó a Australia, habiendo partido de la Antártida, después de 3 días, 14 horas, 46 minutos y 48 segundos para ser exactos.
Por lo tanto, en mi opinión, la motivación de Simon no es otra que desafiar lo complicado, ponerse a prueba, crear contenido para YouTube y engrandecer una leyenda de la que hablarán los galeses con una pinta en la mano, durante las noches más frías de invierno.
Un reto, una adversidad, una incertidumbre y un contratiempo
Las reglas del juego son simples pero cortantes como un cuchillo. Simon parte con solo los vuelos reservados y nada más. Si cualquiera de estos se retrasa o se cancela, tenemos un problema decapitante.
Un pequeño contratiempo que dificulta este reto es la imposibilidad de tocar terreno estadounidense. Y es que haber visitado Corea del Norte y Afganistán en viajes anteriores es una falta que los americanos no perdonan.
Pero sin duda, lo más complicado de procesar de todo el asunto, es que Simon parte de Manchester sin tener la certeza de poder llegar a la Antártida. Para cruzar a esta selva blanca no hace falta visado, pero sí un permiso que es tramitado por varias agencias turísticas, y que la mayoría gestionan con meses de antelación. Estos permisos suelen estar ligados a expediciones científicas, cruceros de exploración, buques de suministros, y poco más. El avión no es una opción porque solo se puede volar a Antártica de diciembre a febrero. Sea como sea, Simon no sabe si será capaz o no de llegar a la Antártida hasta pasados unos días. Hasta entonces, la tensión se puede cortar con un cuchillo.
En esta aventura no hay inquietudes añadidas como una apuesta de 20000 libras, ni Simon se juega su fortuna como el personaje de ficción Phileas Fogg. Sin embargo, la emoción está servida cuando pierde el pasaporte en uno de los episodios.
Una visita turística en cada continente
Las escalas en cada país son cortas, entre 7 y 12 horas. Lo más fácil sería quedarse en el terminal comiendo comida de aeropuerto, o paseando por el duty free, pero un viajero curtido como Simon, aprovecha hasta el último minuto para crear contenido en cada destino. Y como no, mantenernos en vilo entre atascos de tráfico y carreras por los aeropuertos.
En París tiene tiempo para sacarse una foto en la Torre Eiffel, probar la gastronomía francesa, y acercarse hasta la pirámide del Louvre.
En Johannesburgo visita el “Lion Safari Park” en un tour de 3 horas donde veremos leones, avestruces y alguna jirafa. Muy ajustado de tiempo, pero siempre con una sonrisa en la cara, nos lleva hasta la casa donde vivió Nelson Mandela antes de ser encarcelado.
Tras 12 horas de avión, y pocas horas de sueño, aún le quedan ganas para dar un paseo por la Opera House de Sídney, ducharse de extranjis en el spa de un hotel, y comer un filetón con patatas en el paseo marítimo de Sidney.
“No entiendo ni una palabra”
El siguiente destino es Tokio donde Simon hará escala durante 12 horas. Lleva tres días sin dormir en una cama, pero curioso, emocionado, y confundido como un niño, nos lleva al barrio de Shinjuku y al famoso cruce de Shibuya.
Hacia el mediodía ya ha caminado más de 15000 pasos, y por fin empieza a sentir los efectos del cansancio. Tras probar la gastronomía japonesa, y algunas escenas de pánico en busca de un taxi, consigue llegar a tiempo al aeropuerto.
Tokio va 14 horas por delante de Toronto
En el siguiente vuelo le es imposible conciliar el sueño, pero le ganamos unas cuantas horas al reloj por el cambio horario. En Montreal hacemos un transbordo rápido para llegar hasta Toronto, donde Simon consigue tumbarse en una cama por primera vez en 4 días. Al día siguiente, aún tocado por el jet lag y sin mucho sueño entre las pestañas, nos mete debajo de las cataratas del Niágara de donde sale empapado hasta los huesos, y de tal guisa, vuelve al aeropuerto.
“Me siento como si me hubiese atropellado un autobús”
Finalmente llegamos a Santiago de Chile, el penúltimo continente, después de 5 días y 6 horas. Muchas experiencias empiezan gracias a una casualidad, y en este episodio Simon se encuentra con un tour que recorre la ciudad de Santiago. “Conoces un grupo de gente y te lo pasas genial. Esto demuestra que hay que dejar que la vida haga sus cosas y ya veremos dónde nos lleva”, dice Simon encantado de la vida por haber conocido otros viajeros. Y después de una comida entre amigos y chorrillanas, nos vamos con pena y muchas prisas de vuelta al aeropuerto.
“He llegado hasta aquí, pero tengo mucho camino por recorrer”
Sin ropa de abrigo y ninguna preparación llega a Punta Arenas, el fin del mundo. Tras una noche de descanso nos encontramos con la famosa estatua de Magallanes que Simon no sabe identificar. Eso demuestra que los polos opuestos se atraen, pero los polos iguales ni se reconocen. Todo hay que decirlo, Simon tiene sangre fría, le quedan menos de dos horas para partir hacia la Antártida y todavía sigue con un jersey y zapatillas… Para evitar spoilers lo mejor es que veas el final en YouTube.
El momento de la verdad
Un grupo de pingüinos pasean por la playa para dar la bienvenida a Simon cuando pisa la Antártida por primera vez. Han pasado 8 días y medio de viaje desde que partió de Manchester. La travesía en barco duró dos días y medio lo que complicó un poco el reto. Aun así, la felicidad es plena. Y como dice Simon: “cuando tienes ideas locas, alguna vez tienes que intentarlas y ver a dónde te llevan”