10 consejos para adaptarse a otras culturas en tus viajes

Cada viajero tiene sus propias motivaciones y preferencias cuando llega a un nuevo destino.

Mientras que algunos pueden disfrutar simplemente relajándose en la playa, o sintiendo el calor de sol en sus mejillas, otros viajeros, como los mochileros o nómadas digitales, prefieren sumergirse en la cultura local, interactuar con los locales y empaparse con nuevas experiencias.

Sea cual sea el nivel de interacción, tu capacidad de adaptación a otra cultura determinará tus niveles de felicidad, estrés o empatía por el país.

Adaptarse a otras culturas es un proceso que lleva un tiempo, tras el cual seremos capaces de navegar sin miedo a través de las normas, costumbres y valores del destino. A pesar de las diferencias, nos sentiremos como en casa. Este proceso requiere mente abierta, y ganas de aprender y adoptar nuevos comportamientos.

En este artículo, exploraremos las diferencias entre la adaptación y el choque cultural. También te ofreceremos algunos consejos útiles para evitar ofensas, facilitar el proceso de adaptación y disfrutar de una experiencia cultural positiva vayas donde vayas.

Diferencias entre adaptación y choque cultural

A pesar de estar muy relacionados, adaptarse a una nueva cultura y experimentar el choque cultural son dos procesos diferentes.

El choque cultural es una mezcolanza de emociones que sentimos cuando viajamos a otros países o culturas. Hablamos de sentimientos de felicidad, desorientación, confusión, ansiedad o incluso miedo. Esto sentimientos pueden surgir cuando nuestros sentidos y entendimiento se ven abordados por nuevas experiencias.

Hablamos de cruzar una carretera en vietnam, entender el movimiento constante de las calles en India, orientarse en el metro de Japón, comer cuscus con las manos en Marruecos o intentar hablar swahili en Uganda. Todas estas acciones nos producen sentimientos que nunca olvidaremos y que atesoramos en nuestro repertorio de experiencias vitales.

El choque cultural no tiene porque ser una experiencia negativa y consta de varias fases que cada viajero experimenta con mayor o menor intensidad y duración: luna de miel, angustia, orientación y adaptación.

Si quieres saber más sobre el choque cultural, no te pierdas este artículo: Consejos para superar el choque cultural en tus viajes

Adaptarse a una cultura es un proceso activo, consciente y gradual que nos permite formar parte de la cultura en la que nos movemos. Con tiempo, y a veces paciencia, aprenderemos a respetar y asimilar los protocolos sociales, las normas y tradiciones del lugar. Una adaptación exitosa puede significar aprender el idioma local, hacer amigos locales, participar en las tradiciones o cambiar nuestros hábitos alimenticios.

Cómo adaptarse a una nueva cultura y evitar ofensas

Toda interacción, en un nuevo escenario, requiere de cortesía, sentido común y tener presentes algunos consejos para evitar ofender a los locales. Lo que para ti puede ser un acto cotidiano para otros puede ser una gran ofensa. Un gesto mal hecho o una palabra mal dicha pueden generar momentos de tensión o situaciones embarazosas.

1. Saludos, besos y apretones de manos

En España damos dos besos en la mejilla, pero en otros países como Francia o Holanda se pueden dar tres a cuatro besos.

En culturas orientales como la japonesa se inclinan hacia delante, en Tailandia o India se juntan las palmas de la mano y en los países del golfo pérsico juntan la nariz.

En argentina igual te dan un abrazo, en inglaterra te dan un apretón de manos y en Estados Unidos igual solo te hacen un gesto con la mano, una palmada en el hombro o un choque de puños.

Como ves algo tan simple como un saludo puede ser una acción tan compleja que te puede causar muchas dudas y más de un sonrojo.

Observa, pregunta y ante la duda deja que la otra persona inicie la acción.

2. Buenos modales en la mesa

La hora de la comida suele ser uno de los momentos más memorables en muchos de tus viajes. Puede que tengas que sentarte en una alfombra en el suelo, y comer arroz con los dedos (usa la mano derecha), o compartir la mesa del restaurante con extraños.

Cada país es un mundo y cada cocina tiene su etiqueta.

En China hay que dejar algo de comida en el plato para mostrar satisfacción y no ofender al anfitrión. En cambio, en países como, India o Japón, tendrás que comer todo lo que te echen.

En algunos países no sabrás lo que estás comiendo, pero si eres escrupuloso, es mejor que preguntes antes de probarlo para evitar escenas incómodas o desagradables.

En casos más extremos, si cenas con los toraja, una tribu en el este de Indonesia, puede que tengas que compartir la mesa con un muerto. En estas situaciones tienes que ser respetuoso y entender sus tradiciones.

A mí me riñeron en el templo de oro en Amritsar por no sentarme en el suelo con las rodillas cruzadas mientras comía. Una pequeña reprimenda que podía haber evitado con tan solo fijarme en cómo se sentaba todo el mundo.

Recuerda que cada país tiene sus propias tradiciones y normas de etiqueta en la mesa. Prestar atención y seguir sus costumbres muestra consideración y enriquecerá tu experiencia de viaje.

3. Normas de respeto en los lugares sagrados

En los lugares de culto hay que ser extremadamente cuidadoso y respetar todas las indicaciones que veas o te den. A la hora de hacer algo, si tienes dudas no lo hagas. Eso de “pedir perdón es mejor que preguntar”, no es buena idea cuando hablamos de lugares sagrados.

Antes de entrar infórmate sobre las normas de comportamiento, protocolo y vestimenta. Estos son algunos de los comportamientos más comunes que debemos seguir en los lugares de culto para fomentar la tolerancia y evitar malentendidos:

Viste adecuadamente. Algunos de estos lugares de culto requieren una vestimenta específica, como cubrirse la cabeza, los hombros o las piernas. A veces tendrás que quitarte los zapatos.

Mantén la calma y el silencio. Los lugares de culto suelen ser espacios de meditación, oración y recogimiento. Respeta la armonía del ambiente, evita hablar en voz alta, hacer ruidos innecesarios o usar dispositivos electrónicos que disturben la paz del lugar.

No toques objetos religiosos. En muchos templos o lugares religiosos hay objetos de culto expuestos al público. Respeta las barreras de seguridad o vitrinas. No los toques a menos que diga lo contrario, o veas que todo el mundo lo hace.

Evita comentarios o gestos irrespetuosos. Respetar otras prácticas religiosas es uno de los mandamientos de cualquier viajero. Ten cuidado con hacer gestos irrespetuosos, burlas estúpidas o comentarios fuera de lugar.

Ten cuidado con las fotografías. Asegúrate de que sacar fotografías o grabar videos está permitido. En muchos lugares está prohibido, pero, aunque no lo esté, ten un poco de sentido común cuando apuntas el objetivo hacia cualquier feligrés durante su recogimiento.

4. Fotografías memorables y respetuosas

Sacar fotografías o videos de todo lo que se mueve o respira para subirlo a las redes sociales se ha convertido en una actividad común entre muchos viajeros o blogueros de viajes. Sin embargo, en algunos países puede considerarse ofensivo y causar problemas.

No saques fotos como si estuvieses en un safari. Recuerda que es importante respetar la privacidad de las personas en todo momento

A veces, tomar fotos puede requerir un pago, por lo que es mejor preguntar para evitar abusos. En lugares como India, he visto profesionales del timo que siguen y atacan a los turistas verbalmente hasta que consiguen un buen puñado de dólares a cambio de una fotografía ya tomada.

Para evitar malentendidos es mejor que hables con la persona que vas a fotografiar. Mostrar interés por la persona no solo la tranquilizará, sino que conseguirás mejores fotos. Sea como sea, no te olvides de dar las gracias. Y si te piden una copia no olvides mandarsela.

Ten mucho cuidado si sacas fotografías de instalaciones militares, edificios gubernamentales, fronteras o incluso en aeropuertos. En la mayoría de los casos está prohibido, y te puedes quedar sin cámara, acabar pagando una multa o dormir en prisión.  

Investiga sobre tu destino antes de asumir derechos “fotográficos”. Por ejemplo, en los países de oriente medio no debes sacar fotos de mujeres a menos que den su consentimiento.

En Corea del sur sacar fotos sin permiso puede acabar en un problema legal, tomar fotos de niños nunca es buena idea, estés donde estés, y en algunos países africanos tendrás que lidiar con supersticiones ancestrales.

¿Quién no ha oído historias sobre fotografías que te roban el alma?

Ten siempre presente que cuando viajamos hay que ser respetuoso y considerado a la hora de tomar fotos sobre todo cuando capturamos situaciones comprometidas, ocasiones especiales o momentos de vulnerabilidad.  

5. Muestras de afecto en público

Las muestra de amor o de cariño, como abrazarse, besarse en público o incluso ir de la mano, puede ser consideradas ofensivas en algunos países debido a diferencias culturales, religiosas o tradiciones arraigadas.

Estas normas varían según el país por lo que debes investigar o preguntar antes de hacerlo.

En la mayoría de los países occidentales, como estados unidos o países europeos, demostrar afecto en público se considera aceptable, dentro de unos límites. Sin embargo, en países más conservadoras o tradicionales, como los de Oriente Medio, partes de Asia o África, las mismas muestras de afecto pueden ser mal vistas o incluso estar prohibidas.

En algunas culturas y contextos no es extraño ver personas del mismo género caminar abrazados o haciendo manitas en señal de amistad, pero eso no quiere decir que tú lo puedas hacer con tu pareja.

Viajar o vivir en un país extranjero implica asumir sus normas de comportamiento, aunque eso suponga un cambio radical en tu forma de mostrar amor a tu media naranja.

que estas reglas pueden ser más estrictas cuando hablamos de viajeros LGBT.

6. Normas locales de vestimenta

La forma de vestir es una parte importante de la identidad de muchos países, pero eso no quiere decir que debas vestirte con un abaya, una chilaba, un kimono, un sari o un lungi.

El respeto debe ser mutuo y la adaptación de la ropa es una elección personal. Sin embargo, es importante encontrar un equilibrio entre tus preferencias, tu propia identidad y las normas locales de decoro o vestimenta.

En países con una fuerte influencia religiosa es común que haya pautas sobre como vestirse que implican cubrir ciertas partes del cuerpo como los hombros o las piernas.

Recuerda que no basta con cubrir, sino que prendas demasiado reveladoras o ceñidas también pueden causarte problemas. En algunos ocasiones esto no solo aplica para mujeres, sino que en algunos edificios gubernamentales puede que exijan, a los hombres, llevar pantalones y manga larga. A mí me ha pasado.

Al adaptar tu forma de vestir no solo muestras respeto por sus tradiciones, sino que evitarás situaciones incómodas u ofensivas que pueden aguar tu experiencia.

Es muy importante informarse antes de llegar al país para decidir qué llevar en la mochila o maleta. Conocer las normas locales de vestimenta te ayudará a tomar decisiones adecuadas y a estar preparado para cualquier escenario.

7. La pobreza: una realidad impactante

El aspecto de pobreza crónica de algunos países o las condiciones de vida extremas de sus gentes son platos difíciles de digerir, por lo que a veces tendremos que afrontar la realidad con respeto y compasión.

Esta parte del viaje suele ser la más triste, y sin duda, precisa de algún mecanismo, plan o filosofía para mantenernos a flote cuando nos sentimos apabullados por una decena de críos vestidos en harapos, o familias enteras durmiendo en el suelo.

He conocido viajeros que llevan gran cantidad de monedas para ayudar de alguna manera a todo el que lo necesite. También he conocido a gente que prefiere mirar a otro con las manos en el bolsillo. En el medio es donde se encuentran la mayoría de los viajeros, que si bien no van repartiendo dinero por la calles, no pueden evitar ayudar cuando la empatía les punza en el corazón.

Recuerda que la pobreza es un tema muy complejo y no debe ser tratada como una atracción turística. Observar y fotografiar la pobreza con morbo no es apropiado. En cambio, debemos abordar esta realidad con conciencia, empatía y generosidad para generar un impacto positivo en los lugares que visitamos.

8. Educación y buenas maneras

Mantener las buenas formas es fundamental a la hora de viajar y adaptarse a nuevas culturas. No importa en qué país nos encontremos, la capacidad de respetar y ser educado no tiene fronteras, ni nacionalidades.

Sin embargo, a veces debido a las barreras culturales o las normas sociales pueden surgir malentendidos o enfrentamientos.

No lo haces queriendo, pero puede que tu manera de gesticular, de apuntar con el dedo, tu tono intransigente, o manera de mirar a las personas resulte ofensivo. Por ejemplo, en algunos países del Oriente Medio, incluso una simple discusión con insultos puede tener consecuencias legales graves.

Ten cuidado con lo que dices porque en este tipo de situaciones estarás en desventaja, aunque solo sea por la barrera del idioma.

Las guías de viajes como Lonely Planet o Rough suelen recoger mucha información específica sobre comportamientos desaconsejados en cada país.

De alguna manera cada viajero es un embajador de su país y cultura, y desafortunadamente en las rutas mochileras es muy común escuchar a los locales hablar sobre la falta de educación de ciertas nacionalidades o culturas.

Esto se debe a grupos de viajeros que tratan a los lugareños con rudeza inusual, fomentando discordia y resentimiento hacia algunas nacionalidades. Como viajeros, también somos una representación de nuestra cultura y país.

Es importante evitar generar una imagen negativa de nuestra nación, ya que esto podría perjudicar a futuros viajeros.

Desafortunadamente, he presenciado muchos de estos comportamientos en mis viajes, incitados tanto por locales como viajeros. Lo mejor es evitarlos y alejarnos de ese pequeño porcentaje de manchas aceitosas en el agua. Manchas que son muy difíciles de disolver.

Cuando viajamos no es extraño tener algún encontronazo con agentes de policía u oficiales gubernamentales, ya sea cuando te paran en medio de la carretera por cualquier motivo o cuando vas a renovar la visa del pasaporte. En estas ocasiones, ten cuidado y mantén la compostura porque te puedes meter en un lío.

9. El idioma como puente cultural

Estudiar el idioma de nuestro destino es una de las mejores maneras de adaptarse a un país donde vamos a pasar un tiempo. Si solo estás de paso, tampoco te vendrá mal aprender algunas palabras básicas para romper el hielo.

Esta pequeña muestra de respeto hacia su idioma te ayudará a conectar con los lugareños de una manera más positiva.

Si ya hablas el idioma tendrás que prestar atención a sus posibles acepciones. Si eres español y viajas a Latinoamérica, o viceversa, ten cuidado con algunas palabras que pueden resultar ofensivas allí. Alguna vez he visto malentendidos que han acabado en situaciones muy incómodas por una frase mal interpretada.

Comunicarse en un idioma extranjero es una experiencia intimidante, pero recuerda que el manejo del idioma te acercará más a la cultura y a las personas del país.

Tómalo como una oportunidad de interactuar y conocer gente.

Hace años conocí a dos viajeros irlandeses en Sudamérica, viajaban juntos, Damian chapurreaba español, pero Trevor ni hablaba ni quería hablar. ¿Después de tres meses, cuál de ellos crees que vivió una experiencia más rica, interactiva y positiva?

Aprovecha el aprendizaje del idioma como una herramienta de viaje para enriquecer tu aventura. No tengas miedo de cometer errores al hablar, ya que la mayoría de las personas apreciará tus esfuerzos y estará dispuesta a ayudarte.

Cada conversación en el idioma local será una oportunidad de aprendizaje, crecimiento personal y adaptación.

10. Confrontaciones con los locales

Ya hemos hablado de la pobreza, pero hay muchas otras ocasiones que pueden generarnos incomodidad como la prostitución en las calles, el maltrato animal o un largo etc. de escenarios que en nuestra cultura son tabúes o no son tolerados.

En muchas ocasiones, no hay más remedio que intentar comprender el contexto cultural y evitar enfrentamientos con los locales, aunque te genere frustración.

En una ocasión un amigo mío se enfrentó a un campesino por golpear a una mula con un palo. En poco tiempo se vio rodeado de una muchedumbre que lejos de apoyarle querían darle los palos de los que se había librado la mula. Aquel día mi amigo tuvo suerte porque llegó la policía antes de que las cosas llegaran a más.

Sufrir malentendidos en hoteles, supermercados, restaurantes o con los taxistas (que sin duda merecen una mención especial por su capacidad de irritar al viajero) es bastante común cuando viajamos. Sea como sea, recuerda que no juegas en casa, evita las confrontaciones, mantén las formas y si hace falta contacta a la policía.

En algunas ocasiones, a algunos viajeros les gusta comparar e idealizar culturas sin pensar que la persona enfrente puede tener una visión completamente opuesta.

Es muy fácil caer en la trampa, sobre todo cuando interactuamos con otros locales o incluso otros viajeros procedentes de otras culturas.

Un momento estás en la playa disfrutando de una piña colada en la hamaca y sin darte cuenta estás discutiendo sobre religiones, sistemas políticos o situaciones sociales.

Recuerda que el mejor viajero no es el que es capaz de enumerar todas los problemas de un país o cultura sino el que sabe apreciarlos, comprenderlos, contextualizarlos y adaptarse consecuentemente.

Además, desde una hamaca en la playa no es el mejor sitio para intentar cambiar el mundo.

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