Cada vez más viajeros se lanzan en solitario a la aventura con la seguridad de que encontraran compañeros de viaje con los que compartir sus andanzas.
En las rutas mochileras las amistades nacen de formas inesperadas.
Pueden surgir de un saludo espontáneo en la fila de embarque, del contacto cercano durante una actividad grupal, en torno a un desayuno en la terraza del albergue, o al compartir una experiencia memorable cruzando el amazonas en canoa.
Los escenarios son tan diversos como las posibles personalidades, nacionalidades y culturas que encontraremos en el camino, pero lo importante es estar abierto a conocer gente y mostrar un interés genuino por las personas.
En este artículo exploramos diferentes formas de conocer otros viajeros, interactuar con los lugareños y sobre todo cultivar amistades duraderas que dejarán una huella imborrable en nuestros corazones.
1. Aprender idiomas
Una de las mayores barreras que encontramos en todo viaje es la lingüística.
No te digo que aprendas chino para ir a ver la muralla china o suajili para ir de Safari al Serengueti. Aun así, unas cuantas palabrillas no te vendrían mal, y en casi todas las guías de viaje suele haber una sección con vocabulario básico (gracias, buenos días, etc.), que incitará la curiosidad del interlocutor y provocará interacciones más amigables.
Hablar español es de gran utilidad, especialmente si viajas por Latinoamérica, pero lo cierto es que dominar el inglés es como tener una llave maestra que abre todas las puertas.
La mayoría de los viajeros son capaces de chapurrear algo en inglés. Esto es de gran ayuda para evitar malentendidos a la hora de negociar precios, horarios, o mostrar amabilidad o agradecimiento.
Sin embargo, no es suficiente para disfrutar una velada bajo las estrellas con un grupo internacional donde se cuentan aventuras de viajes, se debate la paz del mundo o se forjan amistades duraderas.
Dominar el inglés es una habilidad muy valiosa que enriquecerá tu experiencia de viaje, permitiéndote hacer amigos de todas partes del mundo.
¿Qué idioma hay que aprender para viajar?
2. Ser curioso y abierto de mente
Cuando estés viajando conocerás gente de todas las culturas y nacionalidades.
Esta abigarrada mezcla de viajeros puede ser tan enriquecedora como la antigua biblioteca de Alejandría o tan caótica como la torre de Babel.
Todo depende de tu capacidad para escuchar, tu curiosidad para hacer preguntas, y tu motivación para romper barreras lingüísticas y culturales.
Ya se que todo esto suena muy poético, pero como dijo Galileo Galilei: “Nunca he conocido a un hombre tan ignorante que no haya podido aprender algo de él.”
Por eso, ser curioso y abierto de mente es fundamental para enriquecer tu viaje con amistades, diversidad y conocimiento.
3. Usar transporte privado para viajeros
Cuando viajamos siempre hay varias alternativas de viaje: viajar en transporte público con lugareños o reservar transporte privado para viajeros.
Muchos albergues y agencia de viajes ofrecen este servicio en la rutas mochileras más populares que, aunque suele ser más caro, también es más cómodo y rápido.
Aun así, lo importante es que viajar en un todoterreno o furgoneta con seis o siete mochileros es la manera más fácil de entablar conversación con otros viajeros que se dirigen al mismo sitio que tú.
4. Romper el hielo con conversaciones simples
Preguntar por la nacionalidad en una de las formas más comunes de entablar conversación cuando estás viajando.
En otras ocasiones puedes pedir que te presten la guía de viajes por un minuto, preguntar cuál es la clave del wifi, o si ya han hecho tal excursión y visitado tal ciudad.
Y creeme, a veces basta con decir, «hola».
Estas preguntas simples no te garantizan una amistad, ni un compañero de viaje, pero sin duda abren las puertas de la conversación con suave facilidad.
5. Vencer la timidez
Aquí tenemos una barrera emocional que puede ser complicada de saltar, ya sea por falta de práctica o falta de confianza en uno mismo.
Pero no te preocupes, no pasa nada.
Lo importante es exponerte a situaciones donde otros viajeros inicien la conversación por ti.
Por ejemplo, si te alojas en un albergue, evita encerrarte en tu habitación. Si viajas en un todoterreno con otros viajeros, olvídate de los auriculares. Si te invitan a un evento social, no busques excusas para no ir.
¿Me entiendes, verdad?
Ser tímido no debería ser un problema cuando te encuentras rodeado de otros viajeros.
Recuerda que viajar te pondrá delante de personas de distintas culturas y nacionalidades en un terreno neutro, un campo de juego donde todos están abiertos a la interacción y la conexión.
Es como jugar al fútbol en el patio de un colegio. Todo el mundo es bienvenido. Solo hay que correr detrás de la pelota para ser parte del equipo.
Puedes empezar poco a poco, dando pequeños pasos fuera de tu zona de confort, interactuando con otros viajeros que muestren iniciativa en las conversaciones y participando en actividades grupales.
Con el tiempo, notarás cómo la timidez se va disipando y aprenderás a disfrutar de las conexiones humanas que se presenten en tu viaje.
6. Seguir las rutas mochileras
Nunca me he arrepentido de salirme de las rutas mochileras, las experiencias vividas suelen ser más auténticas, los parajes igual de bellos, y los lugareños tan agradables o más.
Y aunque durante estas etapas alternativas no he echado de menos el trasiego de las rutas mochileras, sí que han sido épocas en solitario, no por voluntad, sino por falta de viajeros con los que compartir aventuras.
Por eso, si tu objetivo es hacer amigos, te diré que mantenerse en las rutas mochileras es la mejor receta para no visitar cascadas en solitario, escalar montañas con la única compañía del guía, o ser el único viajero en un albergue improvisado.
Lo “mejor” de la rutas mochileras es que todos seguimos el mismo camino, hacemos las mismas excursiones y buscamos el albergue más popular o económico.
Por ejemplo, en un viaje por Centroamérica, te puedo asegurar que verás las mismas caras aquí y allá durante meses.
Hoy en Palenque, mañana en la frontera con Honduras, y tres semanas más tarde en un hostal en San José… te haces a la idea, ¿verdad?
No hace falta que viajes con toda persona que interactúe contigo en un albergue, ni que sigáis la misma ruta, pero siempre es agradable reencontrarse con caras conocidas con los que compartir anécdotas de viajes y consejos.
Y si tienes suerte, y es lo que buscas, seguro que encontrarás otros viajeros con intereses similares, con los que viajar durante largos periodos.
7. Ser flexible con tus planes
Muchos viajeros tienen su aventura planeada al detalle antes de partir. Esta rigidez proporciona una sensación de seguridad y certeza, pero limita la flexibilidad que las amistades espontáneas necesitan para florecer.
No hay nada más frustrante que encontrar al compañero de viaje perfecto y tener que separarse por culpa de una reserva de hotel o un vuelo ya comprado.
No digo que te quedes sin subir a Machu Picchu o el monte Kinabalu por falta de planificación, ni que seas una veleta sin norte cada vez que encuentres alguien con quien congeniar.
Tan solo digo que en la medida de lo posible dejes que tu aventura y las amistades fluyan sin cauce.
8. Alojarse en albergues
Una de las ventajas de alojarse en albergues es el ambiente social.
En ello se ofrecen comodidades compartidas que invitan a la interacción, como salas de tv, salas de juegos, cafetería o cocina donde intercambiar recetas con viajeros de todo el mundo.
Esta interacción propicia un sentimiento de comunidad, un ambiente donde poder hacer amigos y encontrar compañeros de viaje.
Muchos albergues también organizan actividades grupales, cenas compartidas, tours a principales lugares de interés o al pub de la esquina. Lo importante es que todo el mundo es bienvenido, tan solo tienes que traer ganas de pasarlo bien y buen rollo.
Alojarse en un albergue mochilero: pros y contras
9. Apuntarse a actividades en grupo
Formar parte de un grupo es una de las maneras más efectivas de conocer gente cuando viajas. Hablamos de una excursión a pie por la ciudad, un tour por la jungla, un curso de cocina tailandesa, descenso de ríos en Ecuador, y un largo etc.
Cada destino ofrece sus posibilidades y cada actividad atrae a un perfil de gente diferente.
Aquí tendrás la oportunidad de interactuar con ellos, sumergirte en aventuras compartidas que fomentan la amistad, y exponen la personalidad sin filtros de tus futuros compañeros de viaje.
10. Utilizar las redes sociales
Muchos viajeros utilizan comunidades viajeras en páginas como Facebook, grupos de expatriados en meetup o nómadas digitales en nomadlist, o incluso Tinder para conocer gente durante sus viajes.
También hay aplicaciones diseñadas específicamente para mochileros como backpackr o Tourlina que conecta a mujeres viajeras.
Para los más introvertidos o más “tecnológicos” esta puede ser una manera de hacer amigos incluso antes de llegar a tu destino, o encontrar un compañeros de viaje sin haber salido de casa.
Tan solo usa el sentido común cuando compartas información personal u organices encuentros con “conocidos digitales”.
11. Interactuar con los lugareños
Hace tiempo conocí a un irlandés muy simpático que no se había gastado ni un duro en albergues durante un viaje de 6 meses por el sudeste de Asia.
Estaba determinado a entablar amistad con gente local y los conocía aquí y allá, en el supermercado, en el pub irlandés, o en el autobús. Acabó apadrinando cuatro niños e invirtiendo en tres negocios locales.
No hace falta que llegues a estos niveles de confraternidad, sino que también consideres hacer amistades entre los locales.
Es una forma maravillosa de enriquecer tu experiencia de viaje, sumergirte en la cultura y formar una conexión más profunda con el destino que visitas.
12. Hacer un voluntariado
Aquí tenemos una opción popular que nos permite viajar ahorrando dinero en acomodación y manutención a cambio de trabajo.
En estos escenarios no tendrás problemas para conocer viajeros con tus mismas inquietudes, motivaciones y ganas de viajar.
Entre los trabajos más populares encontramos recepcionistas de albergues, trabajos varios en villas ecológicas, enseñanza y muchos más para cubrir todas las habilidades y necesidades.
La mayoría de los voluntariados requieren una estancia mínima lo que puede cortar tus alas durante un tiempo, pero sin duda vivirás una experiencia digna de contar.
Hay varias compañías que ofrecen este tipo de programas siendo las más populares wordpackers y workaway.
13. Convertirse en un habitual
Durante mi estancia en Rishikesh acudía casi a diario a mi restaurante favorito. No era por la comida, ni por la ubicación, sino porque las sillas eran más cómodas.
La honestidad, ante todo.
Con el tiempo, los camareros se sentaban a la mesa a charlar conmigo y otros viajeros, al ver esta familiaridad me pedían recomendaciones culinarias y turísticas.
A veces, aunque estés viajando, es importante encontrar un lugar donde todo el mundo sabe tu nombre.
14. Ser agradable
Algunos critican todo lo que se mueve, otros debaten acaloradamente sobre política y otros de lo triste que es vivir en este valle de lágrimas.
Cada uno es como es, cada uno tiene sus intereses y temas de conversación.
Dicho esto, creo que es importante decir que el buen rollo y la alegría atrae las amistades como la miel a las moscas. Por eso cuando busques amigos te recomiendo que pongas tu mejor cara, luzcas una gran sonrisa e irradies positividad.
Por lo general nadie quiere estar con el aguafiestas pero como dijo aquel: nunca falta un roto para un descosido.