¿Qué idioma hay que aprender para viajar?

Viajar por el mundo puede ser una experiencia intimidante para muchos viajeros. 

En algunos casos por la seguridad del destino, otras por la incertidumbre de la aventura y muchas otras por el desconocimiento del idioma. Es cierto que no manejar el idioma hablado en un destino es una gran desventaja, pero también es cierto que es imposible hablar todos los idiomas del mundo. Entonces, ¿cuál es el mejor idioma para viajar?

Hablar inglés no es obligatorio para viajar, pero es muy recomendable. Es un idioma ampliamente utilizado en el mundo y puede ser de mucha utilidad, especialmente al viajar por destinos turísticos o grandes ciudades. El español también es muy práctico ya que se habla en más de una veintena de países.

En este artículo, exploraremos la importancia del inglés no solo para desenvolvernos en nuestro destino sino para interactuar con otros viajeros. También veremos como mostrar cierta disposición a hablar el idioma local puede abrirnos muchas puertas. Para ello podemos utilizar aplicaciones de traducción, aprender frases básicas y demostrar paciencia, respeto y buen humor.

El inglés es el idioma más práctico para viajar

Como hispanohablante que soy, me gustaría decir que el español es el mejor idioma para viajar, pero a quién voy a engañar a estas alturas, cuando todo el guisado está servido y cada uno ya se ha comido lo que le ha tocado.

Para mi hablar inglés es imprescindible, el pan de cada día con el que se unta el plato. Hace tiempo que dejé de intentar hablar en español con la recepcionista del hotel en Kuala Lumpur o el taxista de Omán.

El idioma inglés ya ha sido adoptado por todos los países para sus oficinas de turismo, para sus atracciones principales, policía turística y en toda la infraestructura que gira en torno al turismo. De la misma manera, si te montas en un tren en Bangladesh y quieres interactuar con los locales tendrás más posibilidades de hacer amigos si chaporreas un poco de inglés.

Alguno pensará que todavía nos queda un último bastión, un continente que aguanta el impulso del omnipresente anglosajón, una veintena de países donde el español lidera el pelotón. ¡Ay, amigo! Nunca se me olvidará aquella pareja de Jaén, superados en número por franceses, ingleses y holandeses, que tuvo que sufrir un excursión por el lago Titicaca en inglés, con un guía que apenas dijo buenos días en su lengua materna.

Ya me lo explicó el dueño de un hotel en la isla de Ometepe, Nicaragua: “por cada español que llega aquí, tenemos 100 personas de otros países, y al precio que están las cosas ni siquiera hemos imprimido los menús en español.” Con esto no digo que tengas que aprender inglés para viajar por latinoamérica, pero sin duda enriquecerá tu experiencia de viaje.

¿Qué idioma hablan los mochileros?

Las veladas mochileras son multiculturales, y el idioma hablado depende de los números, y de las cartas que ha barajado el destino. Aun así, si hablas inglés tendrás más posibilidades de meter órdagos a grande. Me explico. Si hay un grupo de franceses y un solo español puede que tengas que irte a la cama temprano a leer un libro. A nadie le gusta jugar a “pequeña” toda la noche.

 Las cosas cambian cuando tenemos un abanico de nacionalidades cuyo único punto de encuentro es el idioma inglés. Aquí tendrás que esforzarte por recordar todo lo que aprendiste en el curso de EGB, en la ESO, en la aplicación de Babbel, o viendo las películas de Harry Potter. Y si fuiste aplicado, tu conversación será tan animada como una partida de mus en la que te salen solo reyes.

Otro cosa importante es la calidad de la comunicación a la hora de conocer compañeros de viaje.

Todos sabemos algunos vocablos en inglés que aprendimos en el colegio, pero puede que no sean suficientes para mantener una conversación interesante, una conversación en la que podamos expresarnos sin frustraciones ni malentendidos.

Y a veces, estas conversaciones se asemejan a esos partidos de tenis playero entre amigos, donde después de cada saque hay que recoger la pelota del suelo, sin ser capaces de devolver el servicio, echen lo que nos eche. Al final todos se cansan de pelotas sin respuesta, y cada uno vuelve a su toalla, o en nuestro caso a la litera del albergue, convencidos de que la raqueta que nos ha tocado tenía un agujero, o un acento muy raro.

Aprender idiomas en los viajes

Viajar o vivir en un país extranjero supone una inmersión total que en muchas ocasiones se refleja en tus habilidades lingüísticas. Todo depende del empeño que le eches o de la necesidad que tengas. Yo después de vivir 4 años en Qatar, no he aprendido más que algunos vocablos en árabe. No estoy orgulloso de ello, pero lo cierto es que todo el mundo me habla en inglés. Y si bien le eché algunas ganas al principio, la falta de necesidad neutralizó mis esfuerzos.

Lo que siempre es digno de mención, son los muchos extranjeros que empiezan sus viajes por latinoamérica haciendo un curso acelerado de español. Un curso de dos o tres semanas para aprender lo básico, un andamio sobre el que empezar a construir un “castillo”, donde la lengua de cervantes es reina y señora. Y después de viajar durante seis meses no solo se llevan una experiencia de viaje más cercana e intensa, sino también una habilidad lingüística que puede hinchar su currículo o cambiarles la vida.

De la misma manera, aprender inglés en el camino, es más fácil de lo que parece. Oportunidades no te faltarán vayas donde vayas. Es cuestión de echarle ganas, de querer conectar con la gente a otro nivel más allá de algunos vocablos, de no querer quedarse aislado en la furgoneta llena de viajeros, o de ser capaz de solucionar problemas en el aeropuerto, o en el restaurante de turno.

Aprender palabras en el idioma local

Mi lectura favorita en el avión, antes de aterrizar en mi destino, es el diccionario básico en las últimas páginas de la Lonely Planet. En un principio, no voy más allá de algunos vocablos para saludar, dar la gracias, decir los números, o frases hechas como “donde está el baño”, pero es suficiente para empezar una conversación de una manera más cordial y respetuosa, antes de cambiar al inglés. A partir de aquí, mis posibilidades de aprender el idioma dependen de su dificultad y de las oportunidades que tenga para practicar.

Sin embargo, hoy en día, ir más allá de estos vocablos básicos es más fácil que nunca. Hay muchas aplicaciones gratis donde aprender un idioma en línea. La más interesante es Babbel, donde puedes seleccionar el motivo por el que quieres aprender un idioma, el nivel que deseas alcanzar, y el tiempo que quieres dedicarle al día. ¿Quién da más? Y si realmente estas interesado en el idioma también puedes aprender con profesores particulares en línea visitando páginas web como classgap o italki.

Dos de los blogueros de viaje más curiosos que conozco son Chris Lewis y Bald and bankrupt. Ambos dominan varios idiomas y la cara de sorpresa de los locales, al ver un extranjero hablarles en vietnamita, ruso, hindi o urdu, no tiene precio. A partir del primer momento de sorpresa, se puede observar en el sonriente lugareño un brillo en los ojos que siempre se traduce en un trato más amistoso. Y en este momento, cuando te dan la mano con más fuerza y sinceridad, sabes que todos tus esfuerzos por aprender el idioma local han valido la pena.

Comunicarse con señas o aplicaciones

Cuando ni el inglés, ni el español ni ningún otro idioma funcionan, una sonrisa es el lenguaje internacional que todo el mundo entiende. A partir de aquí tendremos que comunicarnos como bien podamos. Algo así como un juego de Pictionary donde vale todo: señas, gestos, dibujos o aplicaciones como Google translate.

Hoy en día cualquier aplicación de traducción nos permite lograr un nivel de entendimiento bastante aceptable. Aun así, recuerda que dependes de la batería de tu teléfono móvil y de tu conexión de internet. Intercambiar mensajes semi robóticos con un teléfono no es mi manera favorita de comunicarme, pero si lo haces con buen humor puede ser una experiencia tan divertida como inolvidable.

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Conclusión

Aprender un nuevo idioma requiere paciencia, tiempo y mucha dedicación. Por eso, hincarle el diente a un idioma para visitar un destino, es una opción poco realista para la mayoría de los viajeros.

El idioma más práctico para el viajero es el inglés. Es la lengua franca utilizada en la mayoría de los destinos turísticos y también te permitirá comunicarte con viajeros de todas las nacionalidades. Hablar inglés no te garantiza una comunicación fluida sin problemas o malentendidos, pero es una buena herramienta de la que tendrás que hacer uso en muchas ocasiones. Otros idiomas muy prácticos son el español y el francés.

Otra alternativa es utilizar el lenguaje corporal que es universal, y que, acompañado de una sonrisa y de buen humor, te sacará del apuro más de una vez.

Y si dispones de internet también puedes utilizar aplicaciones de traducción como Google translate que en momentos puntuales facilitan una comunicación efectiva.

En resumen, recuerda que la clave para una comunicación exitosa durante tus viajes es la adaptabilidad, disposición para usar diferentes “herramientas” según la situación, y siempre echarle buen humor. No evites destinos por desconocer el idioma ya que hay muchas formas de hacerse entender y disfrutar tu aventura sea en el idioma que sea.

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